martes, octubre 10, 2006

||| Beatiful - Gustavo Cerati |||



Dedicado a Paulina Andrea
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sábado, julio 22, 2006

¡Mantenga cerrada la puerta!... ¿o tiene cola?

Una hoja de papel o un estrafalario cartel pegado en la puerta de un local o establecimiento (de cualquier índole) nos indica, por lo general, una orden que debemos obedecer, nos entrega información detallada de algún producto o servicio (con una letra minúscula, casi imperceptible al ojo humano) , nos da la bienvenida o simplemente, señala si uno puedo o no entrar a ese lugar (el típico "abierto" y cerrado").

Lo esencial, para que esos mensajes tengan efecto en la persona que los lee, es escribirlos en un idioma que maneje el común de la sociedad. Por ejemplo, si estoy en Londres (Inglaterra), lo más probable es encontrar letreros escritos en inglés; si voy a Río de Janeiro, se preocuparán de usar el portugués.

En Chile hablamos el idioma Español chileno (una variación remozada y picaresca de la lengua madre) y, por lo mismo, a la mayoría de los lugares a los que vamos y las personas con las que nos relacionamos hablan en perfecto y claro (aunque existen muchas, pero muchas excepciones) "spanglish"... perdón, español. Sin embargo, hace algunos días me comencé a preguntar si es cierto que hablamos ese idioma o es otro el que se está utilizando; quizá yo me quedé fuera de onda y no me di cuenta cuando cambió la forma, el modo y la interpretación de las palabras que, por lo regular, empleo para expresarme y comunicarme con el resto de entes con los que me relaciono.

Claro, porque desde que pusieron un simpático cartel - hecho por la secretaria de la empresa constructora dueña del edificio donde vivo - que se notaba fue diseñado e impreso en menos de 5 minutos. No es materia de detalle cómo tomó forma el mentado aviso, pero me imagino que tras ese delirante trabajo de ingeniría dactilar, hubo un soberbio y exhuberante grito, parecido a un "Apúrese pues mijita, que es para hoy la w#%$@&/" (esa suele ser la filosfía de los patrones PYMES de mi país).

Pero atacando el punto que me convoca esta tarde - noche, la verdad se comenzó a desmatelar en mi cabeza a partir de la siguiente cuestión: ¿Para qué hicieron el cartel si nadie lo lee? A pesar que habemos personas que leemos cuanta tontera se pone por delante, dudo que los que se detuvieron entendieron la orden que ahí se expresa.

Para contextualizarlos, el edificio está ubicado en el centro de Antofagasta, cerca de la Avenida Argentina; tiene un portón eléctrico y una reja de similares características. La idea de eso es proporcionar seguridad a los que vivimos en este lugar. Pero lo chistoso es la presencia de "locales", los cuales son utilizados por los dueños del inmueble (como oficina y centro general de operaciones de sus movimientos clandestinos... y de los otros también, los legales), una bodega de la misma empresa y un antro para niños amantes del "Magic" y todo lo que tenga que ver con juegos de Nintendo, PS2, entre otras consolas (en verdad, puros jóvenes adultos que van a la U (son todos universitarios por lo demás) a pasear parece, porque están 25 horas al día en la planta baja de mi edificio). Con todo lo anterior, podrán percatarse que de seguridad no hay mucha y que las puertas eléctricas sirven solo en la noche (si es que...) y con suerte, a la hora de almuerzo y/o colación.

Por la misma razón pusieron el mentado cartel, claro que se agrega la demanda que hizo un vecino acontra los dueños del edificio, porque le robaron algunas cosas de su casa... ¡y con portón eléctrico! Entonces, entenderán que si hay un hoja tamaño oficio, con letras tamaño 15, Comic Sans, con colores bien chillones y un tremendo dibujo que indica la acción de cerrar la puerta, y que contiene la leyenda "Por favor, mantenga la puerta cerrada", se da por entendido el mensaje.

Te piden "por favor" que mantengas cerrada la puerta y que hacen los más de treinta vecinos que tengo: ellos dejan la puerta abierta porque les corta la virada que traen para subir la escalera. Entonces, mi pregunta es: ¿Para qué el cartel? No es menos cierto que si llega a pasar algo (robo, violación, etc.), la demanda, reclamo o culaquier manifestación de repudio contra los dueños por la inseguridad del lugar se transformará en la bandera de lucha de estos señores vecinos míos.

El otro día, por seguir con el mensaje y previniendo cualquier atentado contra la integridad de mi persona, de mi familia y, por qué no, la de la tropa de we... nos vecinos que tengo, cerré la puerta; inmediatamente escuche dos gritos, uno venía de afuera y decía algo como esto: "¡PUTA LA W#%&$/@! ¡NO VEI QUE VENGO CAMINANDO ATRÁS TUYO!". Que yo sepa, no tengo ojos en la nuca y a través del concreto no puedo ver.

La otra voz, femenina por cierto, pero con un claro desconocimiento de los modales y las buenas costumbres acordes a una persona de su talla y estirpe, como aparenta tener, me dice en claro español chileno: "¡OYE! NO TENÍ OJOS PA' VER QUE VOY A SALIR!" Si fuese adivino, entiendo que me haga esa reconvención; pero si viene saliendo de su casa en el cuarto piso y todavía le queda bastante trecho por avanzar, creo que no merecía tal oración. Además, hay un botón inmenzo que sirve para abrir el portón.

La emoción me embargó y por lo mismo, sigo preguntándome si hablamos español chileno en este país, si la gente sabe y entiende lo que lee. ¿O será que tienen cola? Me gustaría entender por qué dejan la puerta abierta... quizá sea para ventilar la escalera (tiene un orificio en medio por el que circula una brisa (un ventarrón en realidad) de viento) o, simplemente, para escuchar las conversaciones de los universitarios que juegan Magic (por lo general se escuchan algunos diálogos como "¡weón maricón! me ganaste de nuevo" o "jajajaja" (risa sin sentido)).

lunes, julio 17, 2006

Más allá de lo evidente

Nombre: Roberto Antonio Rojas Saavedra
Fecha de nacimiento: 8 de agosto de 1957 en San Miguel, Santiago
Perfil: Derecho
Estatura: 1,80 metro
Peso: 80 kilos
Apodo: "Cóndor". Porque "volaba" de un extremo del arco al otro como si nada. Ningún arquero del mundo tenía tanta rapidez mental como él; era capaz de adivinar hacia donde iba el balón por lo que llegaba siempre a tiempo y con mucha elegancia
Clubes:
Aviación (1973-1983)
Colo Colo (1983-1986)
FC Sao Paulo (1986-1989)
Títulos: Campeonato nacional de 1983 y 1986 con Colo Colo
Partidos con la “Roja”: 19 internacionales.

Me parece que no ganamos nada con levantar altares para personajes que, de uno u otro modo, no aportan a enaltecer al país. Puede ser que algunos comentan errores que sean calificados como "irreprochables" y se le condene con una cruz, los "viramos", los basureamos y, por último y si es posible, ojalá se vayan a otra parte.

Si fuesemos capaces de ver más allá de lo evidente (como decía León-O, Señor de los Thundercats), no seríamos personas tan mediocres como somos calificados los chilenos. Claro, porque una vez que los tuvimos en la cima, los idolatramos y soñabamos llegar a ser algo similar a esos personajes, nos demoramos una milésima de segundo para destrozarlo, pisotearlo y hechar cuanta basura se encuentre para dejar claro que en Chile no hay ídolos.


¿Me pregunto si los franceses odian a Zinedine Zidane por el cabezazo que le dio al muy osado defensa italiano (muy culto el tipo, por lo demás), Marco Matereazzi? Lo dudo. Quizá pueden estar molestos o tristes por no conseguir la segunda copa mundial para su país, pero saben que nada ni nadie puede empañar la carrera futbolística del último capitán de la selección gala. Lo mismo pasa con Diego Maradona, quien cometió más errores que aciertos y, aun así, es tratado como un ídolo, ejemplo para todos (para no seguir los pasos de él, por supuesto); en Argentina no se puede hablar mal del "Pibe de Oro", eso se considera sacrilegio.

Creo que en Chile tenemos algunos nombres que rescatar, dignos ejemplos para cualquier joven y niño. Ellos cometieron tantos o más errores que los antes mencionados personajes del mundo deportivo y es por eso que llegan a ser elevados a la condición de ídolos por muchas personas que son capaces de ver más allá de lo evidente.

Por ejemplo, Marcelo Salas es un tremendo futbolista que fue ensalzado antes de ser traspasado a la Juventus de Italia; luego, los mismos periodistas deportivos y todo el pueblo se encargó de decir que estaba acabado, que se retire, que es un viejo, que ¿qué se cree?, que se dedique a otra cosa, entre otras cosas más dolorosas. Así y todo, ahora es puntal del ataque de Universidad de Chile, es temido por las defensas 8aunque salgan algunos zagueros albos que dicen: "Salas no es un rival de temer"... ¡patrañas!, igual andan asustados) y tanto la hinchada de la "U" como la "riverplatense" saben elogiarlo y cuidar la imagen de uno de los mejores delanteros del fútbol mundial. Su único error fue lesionarse.

Eso por nombrar a algunos deportistas, a los que se suman Marcelo Ríos, Iván Zamorano, Sergio Livingstone, Elías Figueroa, Manuel Pellegrini, entre otros muchos. Pero yo me quiero detener en un personaje que creo es el mejor futbolista de todos los tiempos que dio este país.


Sí, hablo de Roberto "Cóndor" Rojas, el portero que defendió las vallas de Colo Colo, Sao Paulo y la Selección Chilena hasta el día que cometió un error por pasión, por intentar dar felicidad a un montoneras de chilenos que exigen bastante, dando a cambio palos, combos, pastelazos, etc.

El recuerdo que tengo más latente es ese partido del 3 de septiembre de 1989, por la clasificatoria para el mundial de Italia 1990. Chile versus Brasil en el Maracaná y necesitabamos resistir los 120 minutos para llegar a los penales; el Cóndor los atajaba, de eso no me queda duda. En fin, llegó el fatídico minuto 68 y una luz brilló en el portico nacional, cuando el marcador estaba 1 a 0 favorable a los cariocas.

Ese fue un error fatídico para Roberto Rojas y que lo envío al exilio del mundo futbolístico de por vida, junto con la suspensión por cuatro años para la selección chilena, tiempo en el que no se participó en ningún evento de carácter internacional. Alguien se dirá que estuvo bien hacerlo, porque ante la mentira tiene que existir un castigo y yo le digo: ¿de qué sirvió eso si el fútbol chileno hasta hoy, no ha mejorado en lo netamente deportivo y dirigencial?

Claro, si es muy fácil ver todo lo malo, como pasa en este país. Ante los problemas, soluciones pacrhe y ante la ineficacia de esas, otra solución parche que parche el problema que ya se había parchado. Que estúpido pensar y ver solo lo negativo, lo nublado.


Si tenemos la capacidad de analizar el hecho, podemos ver que el Cóndor actuó con la misma pasión y efusividad que lo hizo "Zizu" o lo hizo Maradona con la "mano de Dios". El cuento es el mismo, pero el problema está que Roberto Rojas es chileno y tuvo la mala suerte de nacer en esta tierra.

Si somos capaces de enseñar a la juventud que actuar con efusividad y con pasión desenfrenada puede acarrearnos consecuencia lamentables, podemos rescatar el hecho cometido por Roberto Rojas. Si alguien reconociera que lo que hizo fue en directa consecuencia del afán de todo chileno de parecer algo que no es, también ´deberíamos rescatar la acción del Cóndor. Y si pudieran revisar la trayectoria de uno de los dos más grandes arqueros de la historia del fútbol chileno (el otro es el "Sapo" Livingstone, aquien también le hechan mierda porque está viejo y no debería estar en la televisión) y mundial, nos daríamos cuenta que el denominado "maracanazo" del Cóndor no fue más que un escollo que no pudo saltar.


Aprendamos a revisar los hechos desde una mirada más positiva y rescatar todos los aspectos, tanto lo bueno como lo negativo; de ese modo, podremos enseñar a nuestros jóvenes y aportar algo a sus vidas (por lo menos, a mi me interesa que me hablen de esas cosas) para formar personas de bien y dedicadas a trabajar por un Chile mejor.

El "Cóndor" Rojas sigue siendo y será un ícono de la historia del fútbol nacional, trascendiendo en el mundo incluso en la actualidad... y hay que respetar ese hecho. No me agrada esa idea, esa estúpida forma de desechar y alejar a la gente que se la jugó por el país; da miedo que todos tengamos ese mismo destino, lo queramos o no.

Me gustaría quitar del pensamiento de Roberto "Cóndor" Rojas esa concepción de "Nunca volver a Chile". Me siento orgulloso de ser compatriota de esa persona, ese hombre, ese futbolista, ese personaje que busco un horizonte que se hundió en tinieblas porque nadie fue capaz de guiarlo, enseñarle y reconocer su entrega.